De nuevo parecía que 1996 sería el año del triunfo de un español en el Dakar. Sin embargo, Jordi Arcarons tuvo que ceder en la meta de Senegal ante el italiano Edi Orioli, que se anotaba su cuarta victoria, y acabó segundo precediendo a otro español, Carlos Sotelo. El sueño tendría que esperar (así fue hasta que lo cumplió Nani Roma, mucho después en 2004) porque ninguno de estos dos protagonistas fue capaz de culminar el objetivo por el que tanto habían luchado.
Sotelo siguió intentándolo, pero las exigencias presupuestarias propias de competir con opciones en el rally más duro del mundo le obligaron a renunciar. Llegó a participar en ocho ediciones del Dakar, la guinda a una prolija carrera deportiva como piloto de enduro de éxito nacional y proyección internacional. La vida del deportista de élite es tan exigente como casi siempre corta, así que Carlos debió dar continuidad a su trayectoria profesional con otros proyectos. Y la moto, como no podía ser de otro modo, seguía estando en el centro de todo, tanto por pasión como por experiencia.
Ingeniero técnico industrial inició su actividad laboral en empresas como Suzuki, Kymco o Vmoto. Pero Sotelo es un hombre de desafíos, de los que no se arrugan ante las incertidumbres, y quería más. Maduró su propia idea de la movilidad del futuro, después de tener los primeros escarceos con las motos eléctricas a través de un empresario australiano del sector que, en 2008, pretendía comenzar la comercialización de sus productos en Europa y recurrió a él para hacerlo.
La minuciosidad que ya demostró en su etapa deportiva, condicionó en cierto sentido aquella aventura empresarial. Sotelo prefería controlar cada detalle del proceso de producción de esas motos a pilas y le resultaba imposible hacerlo fabricándose en China.
Así que ante un problema tocaba encontrar una solución. Y la suya no podía ser otra que levantar el vuelo en solitario, y utilizar su confianza en la movilidad eléctrica como trampolín para poner en marcha su propio proyecto industrial. Nacía así Scutum en 2011.
De piloto del Dakar a emprendedor con una tecnología tan incipiente como las motos eléctricas. Los comienzos, como siempre, fueron todo menos sencillos. Nueve personas trabajando en una pequeña nave en Esplugues de Llobregat (Barcelona). Sotelo tenía claro que el desarrollo íntegro de sus productos debía ser nacional, no quería que nada quedará al azar y, además, añoraba los dorados tiempos de la industria de la moto en Cataluña, con marcas como Derbi, Montesa-Honda, Ossa o Yamaha desarrollando su actividad junto a la de muchos otros proveedores que realizaban suministros a estas empresas.
La idea se concretó con acierto, aunque ni siquiera su coraje inquebrantable era suficiente para seguir adelante en solitario. Por fortuna, pronto su proyecto atrajo el interés de inversores y aunque se mantuvo como consejero delegado de la compañía y principal accionista, recibió el apoyo financiero de Repsol New Ventures, Caixa Capital Risc y el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI). El castillo en el aire comenzaba a aterrizar y la entelequia de un medio de transporte tan eficaz como eficiente tomaba forma para convencer a compañías y entidades que lo incorporaban a sus flotas: Correos (nada menos que con 200 unidades), ayuntamientos para sus cuerpos policiales o agentes de movilidad, empresas de reparto local, restauración a domicilio…
Scutum se afianzó como uno de los actores principales en la movilidad sostenible sobre dos ruedas, centrada su línea de negocio en el entorno empresarial. De nuevo Sotelo quería más, el inconformismo es su bandera, y también era consciente de que la expansión de Scutum dependería de la aceptación de sus productos por el consumidor final, el cliente que precisa de un medio de transporte limpio, accesible y efectivo, adaptado a las cada vez mayores exigencias medioambientales de las grandes ciudades y a la conciencia de los usuarios.
Con el músculo financiero de sus inversores y un crédito cada día mayor en la industria, Scutum dio paso a Silence, un nuevo nombre para los productos de su empresa, más adaptado al objetivo de conquistar otros segmentos del mercado: más sonoro, más ecológico, más limpio y silencio…
El Silence S01 es el modelo que materializa esta cruzada de la democratización del scooter eléctrico. Su principal característica es una batería extraíble que el motorista puede trasladar fácilmente hasta cualquier lugar para su recarga; ya no exige un lugar de estacionamiento con un punto de corriente, la pila de alta capacidad se lleva hasta casa o al trabajo y allí se enchufa en cualquier toma convencional. Otro muro que derriban Sotelo y su equipo.
La batería extraíble se presenta como la tendencia general de esta industria de la moto eléctrica, pero el valor añadido del proyecto de Scutum con su marca Silence es que nació con esa vocación y, poco a poco, va dando con seguridad y firmeza cada uno de los pasos necesarios para alcanzar la meta.
Puede que se encuentre tan lejana como aquella del Rally Dakar de 1996, aunque Sotelo está convencido de que ahora sí que la cruzará como ganador. Su empresa es una realidad solvente, si en el año de su arranque facturó medio millón de euros, el pasado ya fueron cinco millones.
La plantilla supera hoy las 40 personas, instaladas en una moderna fábrica en Molins de Rei (Barcelona) y con capacidad para llegar a producir 10.000 unidades de motos por turno, además de 12.000 baterías. Son cifras que hablan por sí mismas sobre la apuesta que Sotelo y sus socios ponen sobre la mesa, incluyendo la apertura de los primeros puntos de venta a clientes finales, los clásicos concesionarios repartidos por toda la geografía nacional.
Les tocará competir contra rivales poderosos, sin duda, empresas de nuevo cuño que desde el sureste asiático, también están lanzando su ofensiva en la movilidad eléctrica, y también marcas tradicionales que no van a renunciar a su porción del pastel. Si Carlos Sotelo no se rindió en el desierto africano, tiene pinta de que tampoco lo va a hacer en esta oportunidad. Así son los valientes, parecen temerarios hasta que dejan de serlo para triunfar.
Fuente foto KTM de Jordi Arcarons: Licencia CC Attribution-Share Alike 4.0 International; Autor: Herodotptlomeu
Fuente foto motos eléctricas de la policía: Licencia CC Attribution-Share Alike 4.0 International; Autor: Diario de Madrid
Fuente foto de los agentes de movilidad con motos eléctricas: Licencia CC Attribution-Share Alike 4.0 International; Autor: Diario de Madrid
Fuente foto de Scutum S02: Licencia CC Attribution-Share Alike 4.0 International; Autor: Peprovira
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