Como pastilla de jabón sumergida en el agua, el valor es un concepto escurridizo.
Yo pensaba que con la edad iba a entender algo de esta absurda pasión hacia las motos, y no sólo sigo sin entender nada, sino que encima me va fallando el coraje para disfrutarlas. El valor es la única ventaja minúscula y estúpida de la juventud y lo único que te permite disfrutar de las motos.
Ahora conduzco las motos con miedo. Ya no voy rápido en los circuitos y por la carretera llevo el corazón en la garganta tratando de adivinar dónde voy a perder tracción o si me voy a encontrar un coche de frente. La experiencia sólo me ha servido para confundirme y dudar de todas las certezas, como que las motos son lo más divertido que existe en el mundo.
Este número está dedicado al valor -tal vez por lo que lo voy echando de menos a medida que me alejo de la juventud- y tiene artículos dedicados al valor de Alan Kempster, el piloto que corría sin un brazo y sin una pierna, pero con el lugar donde reside el valor de los hombres intacto; otro dedicado a “el Ranita”, el valeroso amigo de Ángel Nieto; otro dedicado a James Bond y la moto más valiente del ejercito inglés; o un artículo sobre el valor de montar en moto vs. el valor de sacar un USB sin seguridad.
Espero que os guste. Suerte y al toro.