Creo que fui a mi primer campeonato del mundo de trial hace 30 años, a los pocos meses de nacer, el año 1989 en la Seu d’Urgell (Lleida). Mi padre ha estado toda la vida vinculado con el Motor Club Terrassa organizando pruebas de trial, desde campeonatos regionales, pasando por nacionales, hasta campeonatos del mundo. Tanto yo, como mis hermanos y mi madre le acompañamos durante muchos años a distintas pruebas y le ayudábamos, hacíamos de control de zona. Esperábamos ansiosos los fines de semana que había prueba, ¡lo pasábamos genial junto a otros niños!
Fue durante estos años que conocí a Laia, ella empezaba a ganar campeonatos del mundo de trial; y, a Laura, otra amiga del trial que le pasaba como a mi hermana y a mí, seguía la afición de su padre. Éramos pocas chicas, pero nos llevábamos genial tanto entre nosotras como con los chicos. Fue el inicio de una gran amistad, compartíamos una afición y nos lo pasábamos muy bien en las carreras.
Mis padres, nos dieron la oportunidad tanto a mi hermana como a mí de ir en moto de trial. Sin embargo, yo era bastante mala, y sí que acompañaba a mi hermana en alguna prueba pero jamás competí. A ella se le daba tantísimo mejor…yo la animaba. Mi padre supo transmitirnos tan bien su amor por este deporte que siempre quise estar vinculada de un modo u otro a este mundo. Y así fue, continué haciendo de control, le ayudé a organizar algunas pruebas, y raras veces me perdía alguna carrera (¡las que quedaban cerca claro! ). Hoy, continuo yendo a las carreras de trial que puedo a ver a mi hermana, y a las de bici de trial a ver a mi hermano, mis mejores tesoros.
Hace tres años empecé a trabajar con Laia, con quien he tenido la oportunidad de conocer mejor las disciplinas de enduro y rally. Y, aunque son disciplinas puede que no tan familiares como el trial, igualmente me encanta el ambiente, la gente, los nervios pre carrera, las carreras… ¡es genial! Además, este año tuve la oportunidad de ir al Dakar, para hacer asistencia a Laia y al equipo KTM. La verdad, no tengo palabras para describir lo que he vivido. Sin lugar a dudas, hasta hoy, es, indiscutiblemente, la mejor experiencia de mi vida. Un gran equipo que me acogió desde el primer día, y me ayudó con todo lo que necesité.
A lo largo de estos años, debido a mi afición por los deportes de motor, probablemente he estado más rodeada de chicos que de chicas, pero jamás ha sido algo que me haya parado a pensar. Supongo que cuando estás dentro de este mundo desde tan pequeña, lo ves como algo normal. Y así sigue siendo para mí. Cuando haces lo que te gusta y compartes aficiones, da igual el género, disfrutas de la compañía y, es desde mi punto de vista es igual de fácil forjar una gran amistad con un chico que con una chica.
Y aunque me quedan muchas cosas por vivir, hasta la fecha, solo puedo agradecer a mis padres por haberme dado la opción a que me gustaran los deportes de motor, y a Laia por brindarme la oportunidad de vivir más de cerca este mundo, donde he reído, he llorado (de emoción y de rabia), he descubierto, he aprendido, pero sobretodo, he conocido a gente increíble, con quien espero poder conservar la amistad por muchísimos años más.
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