Me llamo Alicia Sornosa, tras un viaje de año y medio por el mundo (en moto) me convertí en la única mujer de habla hispana de este siglo en haber logrado circunavegar el globo sobre dos ruedas…y en solitario (aún no he conseguido detenerme).
Esta última coletilla “en solitario” es algo que no me gusta ya que a los hombres nadie les pregunta si lo han hecho solos o acompañados, restando o sumando importancia a su periplo.
Soy periodista especializada en motor, he vivido muy de cerca la competición en los circuitos ya que soy hija de un gran piloto de turismos (Correcaminos) e incluso durante dos temporadas llegué a competir en circuito realizando carreras de velocidad y resistencia.
Pero esto no presagiaba lo que más adelante realizaría.
Desde muy joven (Madrid, 1974) me ha gustado viajar, descubrir y llegar a ver “qué hay más allá de esa linea” …llegué a recorrer España con un destartalado Panda 45 y he trabajado en veleros durante mucho tiempo. UN día la oportunidad llamó a mi puerta y salí a recorrer el mundo.
Huía de un país en crisis y quería demostrar que las mujeres podemos viajar solas, que somos más resistentes de lo que pretenden que creamos y que el mundo también está hecho para nosotras. Quería callar todas esas voces que decían que me iban a suceder mil y una desgracia por viajar sola, sin experiencia, sobre una moto.
-¡Regresa, sin vergüenza, cuando no puedas más!- Me decían antes incluso de salir- ¿Sola? Ten mucho cuidado, pueden robarte, violarte, raptarte…
El mundo para esas personas es un lugar hostil y las mujeres, pequeños cuerpos debiluchos y mentes asustadizas. Esta no es la realidad.
…quería demostrar que las mujeres podemos viajar solas (…) Quería callar todas esas voces que decían que me iban a suceder mil y una desgracia por viajar sola, sin experiencia, sobre una moto.
Emprendí el viaje en septiembre de 2011, sobre mi moto de trail extremadamente pesada (más de 300 kg), con nada de experiencia por tierra y acompañando a un hombre. El rumbo hacia Africa. A los 4 meses de viaje emprendía, desde India, el viaje en solitario. Por delante tenía países que no conocía e idiomas que no entendería…pero eso no fue suficiente para hacerme regresar a casa, me tragué la bolita de miedo y la cambié por una de emoción.
Superé la prueba de la soledad con creces, me gustó y decidí que la frase de “más vale solo, que mal acompañado” era una verdad como un puño. Mi periplo me llevo a “conquistar” Alaska donde por fin me di cuenta de la hazaña de haber llegado (llevaba ya más de un año de viaje) y rompí a llorar de emoción, alegría, orgullo y algo de nostalgia por todos mis seres queridos, los echaba de menos sobretodo en ese momentazo.
Pese a que mi viaje en solitario había sido muy placentero, en variadas ocasiones había viajado acompañada, siempre por otros viajeros con los que coincidía en la ruta.
Cuando llegué a Nueva York mi viaje tocaba su fin. Había pasado un año desde que salí de España y recorrí parte de Africa, India, Australia, USA, Canadá; pero mi cabeza me pedía continuar. Así que bajé hasta México, de ahí a Centro América, Puerto Rico, Colombia, Ecuador…empujé mi moto y mi afán de descubrir, de vivir nuevas experiencias hasta El Fin del Mundo, (Ushuaia), regresando a la Península Ibérica desde Uruguay.
Los aplausos, las felicitaciones y las alabanzas llegaron en cuanto pisé la T4 de Madrid. Entrevistas, reportajes… hasta el Presidente de la Comunidad de Madrid de turno, me recibió ante un montón de medios de comunicación en el mismo edificio de la Puerta del Sol. ¡Lo había conseguido! Sin percances ni accidentes. Sana y salva, feliz.
Pero tras explicar los pormenores de un año, dar algunas conferencias y recibir muchos halagos, una pequeña nota en mi correo fue lo que más me emocionó: “Lo reconozco, me quito el sombrero ante tu viaje, yo era de los que pensaba que no lo conseguirías, me has dado una buena lección”.
Desde entonces no he podido parar, me ha picado el “virus viajero” y salir a encontrarme con otras culturas, sabores y olores, es ya una necesidad vital para mi.
Pero mis viajes no solo son viajes. No me desplazo por el mero placer de hacerlo.
Mi llegada a Guadalajara, en México, cambió una parte importante de mi vida, de mi manera de entender el viaje y desde entonces todo fue diferente: fue mucho mejor.
-¿Te importaría dar una charla de tu paso por África en un hospital infantil?-me preguntaron unos amigos recién conocidos.-Por supuesto, tengo un montón de imágenes rodando entre jirafas y cebras, a los peques les va a encantar-contesté sin pensarlo.
La charla se desarrolló en la planta de oncología y me di cuenta que al hacer que unas pocas personas, durante un rato, olvidaran su dolor, me hacía tan féliz, tan útil. Y así desde entonces, he dado charlas para asociaciones de mujeres maltratadas, en cárceles, colegios…comencé a recaudar fondos para distintas ONG a las que llevaría la ayuda entre mis manos, sobre mi moto.
Ser mujer y viajera ha sido siempre una ventaja, no un inconveniente como pretendían que creyera.
Conseguí así llamar la atención de mis seguidores, de los amantes de los viajes, sobre gente necesitada en países olvidados y me acompañaron de alguna manera, con sus donaciones y su cariño, a llevar un buen empujón de ayuda. “La Otra Mirada” en Ulán Bator. “Petit Mon y Amics de Nepal” en Katmandú, “Amigos de Silva” en Etiopía…desde entonces mis viajes dieron un giro y ya no están completos sin poder contar quienes son esos a los que voy a conocer en aquel país donde vivir cada día es un gran logro. Me preocupo sobretodo por la empoderación de las mujeres, la educación de las niñas…
Desde que comencé he recorrido decenas de países y he tocado todos los continentes. Ser mujer y viajera ha sido siempre una ventaja, no un inconveniente como pretendían que creyera. Nosotras, no tenemos esa imagen de agresividad que acompaña a los hombres y encontramos la complicidad entre otras mujeres, niños…todos ven en mí a una hermana, novia o hija y siempre me he sentido arropada y cuidada durante mis viajes. Cierto es que hay que tener sentido común para evitar situaciones delicadas, ese mismo sentido que tiene cada viajero, sin contar con su sexo.
Todas las aventuras y desventuras de este viaje de Vuelta al Mundo están reflejadas en la novela 360Grados (Bandaaparte), a través de unos personajes cuento el viaje, las relaciones entre personas, los paisajes y sabores de más de un año de periplo de Sofía, su protagonista.
Acabo de regresar de realizar 15.000 km por Africa, desde Etiopía a Ciudad del Cabo, recaudando 5.000 euros para la ayuda a la perforación de pozos de agua en este primer país. Mi siguiente reto es entregar los 1.700 € de ayuda para Kerala (India) que he recaudado durante los pasados meses. Pero será en febrero, tras mi vuelta de Chile, donde pasaré Navidad y Fin de Año en un viaje que he organizado (esta es una de las formas de vida que tengo) para un grupo de gente que quiere rodar por la Carretera Austral.
Puedes seguirme en aliciasornosa.com
Valora este artículo sobre Ser mujer, viajera y sobre dos ruedas
Fotos:
Alicia Sornosa @AliciaSornosa
Añadir comentario