NO CONOCÍA EL MIEDO SUBIDO A UN MOTO, LO QUE LE LLEVÓ A DESTACÓ EN LA PRUEBA MÁS SUICIDA DE LA HISTORIA DEL MOTOCICLISMO: LA TT, THE ISLE OF MAN TOURIST TROPHY.

Isle_of_Man_TT_CourseEl miedo en su grado superlativo, el pánico, siempre ha vivido emboscado en las curvas de la entrañable Isla de Man. Una isla que triplica su población cada año cuando se disputa The Isle of Man Tourist Trophy, la carrera más peligrosa del planeta. Una prueba que registra un bagaje espeluznante de 242 muertes en sus 107 años de existencia. El TT, como se le conoce popularmente, es la carrera más antigua de la historia del motociclismo. Una prueba que gira en torno a un circuito mítico de 37,5 millas a una velocidad media de casi 210 kilómetros por hora. Una auténtica salvajada.

 

Muchos se han dejado la vida allí pero, como reza en la hoja de inscripción, “a nadie le obligan a participar en esta prueba”. Y de todos los campeones de la prueba hay uno que descansa en la memoria de los buenos aficionados. Un piloto que, para más épica, perdió la vida subido a una motocicleta haciendo lo que más le gustaba: traspasar los límites.

 

William Raymond Amm había nacido en Salisbury, en la antigua Rhodesia, el 10 de diciembre de 1927. Ray Amm, como se le conocía en el mundo del motociclismo, pasó a la historia con el sobrenombre de Diabólico, aunque sus rivales alemanes le llamaban El Ángel de la muerte por su forma suicida de pilotar.

Decían de él que no apreciaba su vida, algo que arrancaba la sonrisa de Ray, quien afirmaba que “sólo me limitó a ir a toda velocidad”.

 

Amm comenzó a competir en los speedway de dirt track. Y desde el primer día se caracterizó por su poco convencional estilo de pilotaje. Desde su forma de estabilizar la moto en las tumbadas, corrigiendo a patadas los deslizamientos, hasta su forma de recogerse en el carenado de la moto en las rectas, perfectamente integrado en la motocicleta. Ray era un tipo peculiar sobre la moto y al bajarse de ella. Con la ayuda de una caravana conducida por su esposa Jill, recorrió Gran Bretaña en 1951 demostrando sobre dos viejas Norton su valía como piloto.

 

NortonSu pilotaje imprudente convenció a los dirigentes de Norton, que le entregaron una moto oficial como escudero del mítico Geoff Duke, que poco después le dejó el camino libre al marcharse a Gilera. Amm confirmó su dotes de piloto cuando más arreciaba la lluvia o peor era la visibilidad. En 1952, en su debut, se clasificó tercero en el Tourist Trophy de la Isla de Man en la carrera Senior de 500 cm3 con su Norton. Y un año después logró la victoria en las clases Junior y Senior del Tourist Trophy, un doblete poco habitual en el TT. Además de quitar las pegatinas a la Gilera de Duke, Amm marcó el mejor registro de vuelta rápida.Su fama de valiente-suicida se acrecentó al batir el récord mundial de la hora con la Norton Kneeler alcanzado los 215,1 kilómetros por hora.

 

 

Amm era un piloto admirado por los millones de aficionados del motociclismo y respetado por sus adversarios, que veían en él a un campeón en la pista y a un caballero fuera del circuito.

 

Ray se mató el 11 de abril de 1955. Era lunes de Pascua y se disputaba la II Coppa d’Oro Shell en el circuito Santerno de Imola. La prueba no era puntuable para el campeonato del mundo por lo que Ken Kavanagh, al que le unía una gran amistad, le había propuesto no arriesgar y dar espectáculo jugándose la victoria por aceleración en la recta de meta. Ray aceptó al ofrecimiento, pero su instinto suicida le llevó a no soltar el puño en la Curva de la Rivazza, donde la moto le patinó y terminó chocando contra un poste.

 

Ray Amm

 

La noche antes había cenado con los padres de Claudio Costa, el dottore de la Clínica Móvil de los Grandes Prix. Una velada entrañable en la que Amm mostró un perfil más desconocido por el gran público. Su pasión por la música clásica y su conocimiento de ópera deslumbró a la madre del doctor Costa, quien no pudo hacer nada por él horas después cuando llegó cadáver tras el golpe mortal contra aquel inoportuno poste.

 

El infausto desenlace era un final escrito. O al menos así lo pensaban amigos y rivales como el legendario Geoff Duke, con quien había compartido escudería en Norton tras la llegada a Gran Bretaña de Amm. “Su amor por el riesgo era adictiva, necesitaba desafiar los límites físicos subido en la moto y la palabra miedo no figuraba en su vocabulario. Ray no respetaba su vida cuando se subía a la moto”, apuntó Duke meses después del trágico accidente del Ángel de la Muerte. Hoy se celebran numerosas carreras por el mundo que llevan el nombre de Ray Amm Memorial Races. Un piloto que no tenía miedo a que el destino le jugase una mala pasada a la salida de un curva.

 

Fuente foto circuito Isle of Man TT Course: Licencia CC Attribution-Share Alike 2.0; Autor: Dankarran
Fuente foto Norton: Licencia CC Attribution-Share Alike 3.0; Autor: Peprovira

 

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Fermín De la Calle

Desde hace 20 años, trabajando en diario AS como jefe de sección de fútbol y polideportivo, en Canal + como comentarista de Rugby, y actualmente en Eurosport TV. Colaboro con el suplemento Papel de El Mundo, Esquire y con GQ. Socio fundador de las webs deportivas “A la Contra” y “Desde la línea de 22”.

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