He atropellado a una oveja y estoy en un hospital cobrando treinta euros al día gracias a mi subsidio por hospitalización. La ventaja nº13 de tener mi seguro en pont grup. La moto está bastante peor que yo, que sólo estaré aquí un par de días en observación. Mi cabezota se ha dado un buen golpe contra no sé qué, pero todo indica que aún está en su sitio. El pobre casco se ha llevado la peor parte.
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Estoy aburrido mirando el techo. Mi madre duerme en el plegatín y de entre la penumbra creo ver la cara de Peter O’Toole. Joven, muy rubio, con los ojos azules y cristalinos como zafiros. Mira fijamente al infinito ataviado con un turbante blanco de príncipe árabe nómada. Tiene una mirada palpitante al borde de la histeria y del llanto. Gira ligeramente la cabeza y se queda mirándome sin decir nada. Luego se esfuma.

– Peter O’Toole… Doctor, se me aparece Peter O’Toole con un turbante blanco mirándome desde el techo.

– Mm… Veamos. Respire hondo, mire hacia aquí. Ahora para allá. Aha. Respire otra vez por favor. Bien, no es grave. Usted ve a Peter O‘Toole interpretando a T.E. Lawrence.

– ¿Quién?

– T.E. Lawrence. Lawrence de Arabia. ¿No ha visto la película?

– No, no me suena.

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– Usted ha tenido más suerte que él. Murió de un traumatismo craneoencefálico en un accidente de motocicleta.

– Ése era Peter Ustinov, no Peter O’Toole.

Mi madre tiene la capacidad de sumarse a una conversación justo después de echarse una cabezadita.

– Vaya mamá, veo que ya te has despertado. Peter Ustinov era moreno y gordito.

– Lawrence de Arabia. David Lean. 1962. Era Peter O’Toole, seguro. Señora.

– No. Era Brad Pitt. Él también ha hecho una de moros.

– No señora. Brad Pitt no ha hecho ninguna de moros. Se debe confundir usted con Siete años en el Tíbet.

– ¡Pues Siete años en Arabia!

-¡Mamá!

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– No se altere por favor, ahora debe reposar.

– Eso, hijo, no te alteres que se te abren los puntos.

– No tengo puntos. ¡Sólo estoy en observación!

– ¡Eso digo yo! ¡Podías observar más cuando vas en moto! Digo yo, vaya.

– No empieces con el temita de la moto…

– ¿Y la oveja?

– No sé.

– ¿Se quedó ahí?

– No sé. Sí. Supongo.

– Pues alguien se la debió llevar, al precio que va todo…

– Yo estaba tirado en el suelo, mamá. En medio de la calzada. ¿Crees que estaba pendiente de la oveja?

– No sé hijo. Digo yo que al precio que va todo…

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– ¡Pero cómo coño me voy a llevar una oveja muerta si me acabo de dar un leñazo contra ella y estoy tirado en el suelo!

– No debe alterarse.

– No, si al final no podré ni hablar.

– ¡Mamá, por favor!

– Ahora hablas igualito que tu padre. Pobrecito, que en paz descanse… Snif.

– Mamá…

– Cálmese señora. Su hijo necesita un poco de reposo.

– Y Peter Ustinov, ¿no llevaba casco?

– Quién?

– Peter Ustinov.

– No lo sé, mamá…

– Pues murió por no llevar casco.

– Peter Ustinov murió en Suiza a los 83 años por complicaciones cardíacas y diabetes.

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  1. E. Lawrence. -Lawrence de Arabia-murió después de seis días en coma a causa de un traumatismo craneoencefálico al caer de su moto cuando iba a toda velocidad por una estrecha carretera de dorset.

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– No murió de un accidente, permítame que la corrija, señora. Quien sí murió en un accidente fue T.E. Lawrence.

– ¿Quién es ése?

– T. E. Lawrence. Lawrence de Arabia, mamá.

– En efecto. Murió después de seis días en coma a causa de un traumatismo craneoencefálico al caer de su moto cuando iba a toda velocidad por una estrecha carretera de Dorset.

– Esa carretera de Falset es muy mala.

– Dorset, mamá, Dorset. Inglaterra.

– ¿Acaso no hay carreteras malas en Inglaterra?

– En todas partes hay carreteras malas.

– Pues en Inglaterra son más malas y para más inri van al revés.

– Ya empezamos otra vez…

– Me temo que voy a corregirla otra vez, señora.

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No murió porque la calzada estuviera en mal estado. Murió porque tras un cambio de rasante sin apenas visibilidad aparecieron dos niños que circulaban en bicicleta en dirección opuesta. Quiso esquivarles y cayó al suelo golpeándose fuertemente el cráneo. En esa época no usaban casco y entró en coma.

– ¿Cuándo?

– En 1935. De hecho fue el neurocirujano que le atendió, el Dr. Hugh Cairns quién, conmocionado por la tragedia, patentó el primer casco específicamente diseñado para circular en moto.

– ¿Qué moto tenía Lawrence?

– Una Brough Superior SS100. Capaz de superar las 100mph. Era un Rolls Royce sobre dos ruedas.

– El “Rols Rois” es un coche. ¡Vaya que si es un coche! ¡Y de los buenos! Para decirte que  los Reyes se casaron en uno de esos coches… Pobrecitos, llovía a cántaros.

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Parecían dos polluelos.

– Ya, doctor, una caída a esa velocidad es fatal. Es muy rápido, todo sucede en dos segundos…

– Si hubiera llevado casco seguramente se hubiera salvado. Sólo tenía lesiones en la cabeza. Por eso, tras certificar la defunción, el doctor Cairns dedicó cinco años a estudiar los traumatismos craneales y las lesiones cerebrales de los motoristas.

– Se casaron en coche, no en moto. Que lo vi por la tele. Llovía a cántaros. Mira que llover el día de tu boda… Qué mala suerte. Eso sí, infantitas sí que han tenido, sí.

– Pues mamá, yo creo que es más mala suerte caerte y romperte la cabeza…

– La tuya y la de una oveja.

– Yo no tengo nada roto.

– ¿Y qué pasó con la oveja?

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– Señora…

– Digo yo que al precio que va todo… Es una pena.

– Su hijo sí que ha tenido mucha suerte, señora.

– ¡Uy sí! Eso sí. Siempre ha tenido mucha suerte y es muy guapo. Como su padre, pobrecito que en paz descanse… Snif.

– No se preocupe señora, su hijo está perfectamente. Gracias al casco…

– Snif, snif… Qué tonta, ya me parezco al Peter Ustinov ese. Siempre llorando.

– El que lloraba era Peter O’Toole, mamá. Venga, sécate las lágrimas.

– Bueno hijo, quién sea.

– El casco reduce en 80% la probabilidad de sufrir lesiones cerebrales graves.

– Siete años en Arabia, qué película más triste.

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Snif, snif. Brad Pitt se muere cuando atropella una oveja en Falset porque le perseguían los moros para ir a la boda de los Reyes.

– Oh no, otra vez no…

– Señora, ya es tarde, debe usted reposar…

He atropellado a una oveja y estoy en un hospital cobrando treinta euros al día gracias a mi subsidio por hospitalización: la ventaja nº13 de tener mi seguro en Pont Grup. Mi madre se ha acostado en el plegatín. Me aburro. Miro al techo y Peter O’Toole no aparece. Enciendo la tele y ponen Siete años en el Tíbet. El prota es joven, muy rubio, con los ojos azules y cristalinos como zafiros. Es Brad Pitt y se parece muchísimo a Peter O’Toole.

Creo que me encuentro mejor…

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FICHA TÉCNICA

  • Motor (Marca JAP*) Transversal de 2cil en ‘V’, 4 tiempos, refrigerado por aire; 988 cc; 2 válvulas por cilindro en cabeza, accionadas por balancines y varillas empujadoras; carburador sencillo de varios modelos (Wex / B&B / Binks); pocas unidades montaron 2 carburadores Amal.

Prestaciones

  • Potencia 45 c.v. / 4.500 RPM
  • Velocidad superior a 161 Kph (100 mph)

Transmisión

  • Caja de cambios Sturney Archer, de 3 ó 4 velocidades.

Transmisión primaria y secundaria por cadena. Embrague de cuatro discos en seco. Suspensión

Delantero: de paralelogramo deformable, Castle (patente Harley Davidson) o Druid, con amortiguador de fricción.

Trasero: sistema Bentley & Draper, de muelle horizontal.

Frenos delantero y trasero de tambor de 204 mm de diámetro de Royal Enfield.

Peso: 180 Kg.

Unidades producidas: 484; 381 motor JAP y 103 motor Matchless. Las ocho unidades fabricadas para Col. T.E.Lawrence, utilizaban motores ‘JAP’ (John Alfred Prestwich).

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La muerte de  Lawrence de Arabia  y los inicios  del casco actual

Hugh William

En 1935, los conductores iban con la cabeza descubierta pero la muerte de Lawrence ayudaría a cambiar eso. Su autopsia reveló que sufrió “heridas graves y daños en el cerebro” al golpear su cabeza contra el suelo sin protección y que, de haber sobrevivido, el daño cerebral probablemente lo habría dejado ciego e incapacitado para hablar. Uno de los médicos que atendió a Lawrence, un joven llamado Hugh Cairns y uno de los primeros neurocirujanos del Reino Unido, no olvidó la muerte de Lawrence y sus circunstancias. De hecho, a partir de ella, empezó a dejar constancia en sus diarios sobre la importancia de usar casco para evitar lesiones cerebrales, y a desarrollar un trabajo pionero en las repercusiones de las lesiones producidas en los motociclistas por el hecho de no llevar casco. Publicó sus primeros resultados en el British Medical Journal., en un artículo titulado “Lesiones en la cabeza de los motoristas. La importancia del casco”. En él, revelaba que durante los 21 meses anteriores al inicio de la Segunda Guerra Mundial, habían muerto en las carreteras británicas un total de 1.884 motociclistas y que de entre los casos estudiados, dos tercios habían sufrido heridas en la cabeza. Cairns creía firmemente que aunque el uso del casco no resolvería el problema, si atenuaría mucho la situación y reduciría las lesiones y muchas muertes: “No cabe duda de que muchos pacientes de estos habrían vivido si sus cabezas hubieran estado protegidas de manera adecuada”. A raíz de estos datos, Cairns intentó concienciar del uso del casco.

 

No fue tarea fácil, de hecho, fue una ardua tarea encontrar suficientes pilotos que usaran cascos voluntariamente para demostrar la diferencia. Poco a poco, Cairns fue reuniendo pruebas que avalaban lo beneficioso del uso del casco por parte de motoristas y ciclistas, que morían a razón de 110 por mes (datos de 1939).

Cairns, que se había convertido en neurocirujano del Ejército Británico, fue el responsable de que éste tomara la decisión del uso del casco, ya que el número de motociclistas en accidentes era de dos por semana. En noviembre de 1941, el Ejércitó ordenó a todos los pilotos que usaran casco. Aunque el uso del casco ya se había propuesto anteriormente como una buena medida para evitar lesiones y reducir las muertes en carretera, fue el estudio de Cairns el que aportó los datos necesarios para que fuese puesta en marcha. Los militares tendrían que llevar casco de forma obligatoria, el siguiente paso era trasladar esa obligación a los civiles. En 1943 Cairns fue capaz de demostrar, con otro artículo publicado en el British Medical Journal, que un buen casco había reducido las fracturas de cráneo de los motociclistas accidentados y con heridas en la cabeza en un 75%. En 1946, en la misma publicación médica, mostró que el total de muertes de motociclistas había caído desde un máximo mensual de casi 200 justo antes de que el Ejército volviera los cascos obligatorios, a cerca de 50 hacia el final de la guerra.

A la luz de estos datos, concluyó: “Con estos experimentos, no puede haber duda de que la adopción del casco contra golpes como algo generalizado por los motociclistas civiles ayudará a salvar vidas considerablemente”.

En paralelo a las investigaciones de Cairns, los deportes de motor se consolidaban y aumentaban en popularidad y con ellos, la preocupación por la seguridad en las pistas. Fue tras la I Guerra Mundial cuando los pilotos de carreras comenzaron a utilizar los cascos para protegerse de posibles golpes durante las competiciones. Sin embargo, los cascos estaban hechos de cuero, similares a los utilizados en fútbol americano, y eran frágiles e insuficientes para los deportes de motor. Poco a poco el uso del casco se iba imponiendo en las carreras y en 1949, en el primer campeonato mundial de motociclismo, los pilotos fueron obligados a llevar casco para poder participar. La muerte de varios motoristas aumentó la preocupación y con ella, la creación de la fundación Snell, con el fin de investigar y determinar los estándares básicos para la protección de los automovilistas. Partieron de las ideas de Charles F. Lombard, quien había ideado un casco con una gruesa cobertura combinada con un interior más suave, y que supuso el principio de los cascos modernos. En 1959 dieron a conocer sus investigaciones y sentaron las bases de los estándares de seguridad del casco deportivo actual.

Hugh Cairns murió en 1952 y no pudo ver el alcance de su investigación, del mismo modo que T.E Lawrence murió sin saber el alcance real de su muerte y las vidas que salvó a causa de ella.

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Fuente foto Brough Superior SS 1000 1925: Licencia CC Attribution-Share Alike 4.0 International; Autor: Lars-Göran Lindgren Sweden
Fuente foto Hugh William Bell Cairns: Licencia CC Attribution-Share Alike 4.0 International; Autor: Sidney Smith

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Carlos De Javier

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