“Corro en dos o tres carreras clásicas al año y podría continuar durante 10 años más, o quizá dejar de hacerlo mañana"  Barry Sheene

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Carismático y divertido, el piloto inglés disfrutó la vida a toda velocidad dentro y fuera de las pistas.

Muchos dicen que nada fue igual después de la llegada de Barry Sheene. Su fama le precedía: l’enfant terrible del motociclismo. Bon vivant, pendenciero, mujeriego… Sin embargo, detrás de la vida de este piloto que exprimió cada segundo de su carrera hay una historia de superación y mala suerte.

Barry Steven Frank Sheene nació en Londres en 1950, donde heredó la pasión por las motos de su padre Tom, que también fue piloto. Se hizo ayudante de mecánico del piloto Tony Woodman persiguiendo su sueño: pilotar en el Mundial.

Alternaba su trabajo de mecánico con sus primeras carreras a lomos de una Bultaco, en la que comenzó a hacerse un nombre, siempre con con el número 7 en el carenado y el pato Donald en su casco. Con 18 años ya competía regularmente y con 20 conquistó su primer título inglés a lomos de una Suzuki 125.

Por entonces ya acumulaba una popularidad asombrosa para su temprana edad. Tenía un carácter extrovertido y vivía como corría, metiendo puño hasta el fondo. Desembarcó en el Mundial para hacer frente a Ángel Nieto y su Derbi de 125. Y pese a la competencia que libraban dentro de la pista, entablaron una gran amistad cimentada en el carácter dicharachero de ambos. En su primer año, en 1971, Sheene se proclamó subcampeón tras Nieto y ganó su primer Gran Premio, en el circuito de Bélgica.

El inglés era todo un personaje seguido por una legión de fans que disfrutaban con su estilo de pilotaje arriesgado y su carácter abierto. Barry inmortalizó su famosa V ante las cámaras de televisión cada vez que ganaba una carrera. Disfrutaba y hacía disfrutar. Y eso no pasó desapercibido para los patrocinadores que vieron en él a un filón. Sheene fue uno de los primeros pilotos en cobrar un sueldo con muchos ceros.

1972 estuvo marcado por una caída durísima en Imola en la que se fracturó varias vértebras, lo que llevó a concluir a las primeras de cambio la temporada. Motivo por el que Yamaha rompió su relación con él. El inglés decidió firmar entonces con Suzuki para pilotar sus motos de 500 y 750 centímetros cúbicos. Olvidó el accidente y siguió divirtiéndose dentro y fuera de los circuitos, al tiempo que modelaba su nueva montura para asaltar el título mundial en 1975.

Sin embargo, la mala suerte volvió a cruzarse en su camino. En la primera carrera de la temporada, en Daytona, reventó una rueda a 270 kilómetros por hora y estuvo a punto de perder la vida en un accidente gravísimo. La parrilla daba por finalizada la carrera de Sheene, quien a pesar de las múltiples fracturas seguía bromeando con Ángel Nieto advirtiéndole que volvería para ganar un Mundial.

El saludo en v es atribuido a Barry Sheene. Empezó a utilizarlo cuando ganaba, dirigiéndose a las cámaras. Parece que fue el nacimiento del mítico saludo entre los amantes de las motos de todo el mundo.

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Y contra todo pronóstico volvió a subirse en la moto a mitad de esa misma temporada, en 1975, cosechando resultados impensables. Si hasta entonces Barry era un tipo admirado, desde entonces ascendió a la categoría de mito.

Sheene había renacido tras casi perder la vida en Daytona. Y su forma agresiva de pilotar le llevaron a barrer a todos sus rivales logrando la corona mundial a lomos de su Suzuki 500 en 1976 y 1977. El inglés vivía los mejores años de su carrera sin coartarse fuera de la pista, donde era abrumado por decenas de seguidoras. Si George Best era el quinto Beattle, Sheene era el George Best de las motos

En 1978 se vivió uno de los duelos más antagónicos de la historia del motociclismo: el carismático y socarrón Sheene con su Suzuki y un gélido piloto estadounidense llamado Kenny Roberts fichado por Yamaha para domar su “pepino”. De personalidades opuestas, la tensión se palpaba fuera y dentro de la pista. Finalmente el Marciano se llevó el Mundial para la marca de los diapasones ante un Barry decepcionado por la falta de empuje de Suzuki.

Al año siguiente la temporada fue dominada por Roberts y su Yamaha, lo que llevó a Sheene a abandonar su escudería y embarcarse en una misión imposible: competir con una Yamaha privada contra la oficial de Kenny.

Tras su participación en 1971 en el TT de la isla de Man, Sheene declaró:  “Esto no es una carrera, esto es un suicidio”.  Y pidió que se sacara del calendario del mundial y no puntuara, como así fue en 1975.

Barry-Sheene-george-best-motos-winnerBarry siguió exhibiendo su buen humor y su competitividad dentro de las pistas. Pese a correr en inferioridad de condiciones, llevaba al límite el pilotaje, hasta que en el circuito Paul Ricard sufrió otro accidente del que le quedó como recuerdo la amputación de un dedo.

Su valentía le permitía heredar una Yamaha semioficial que pilotó más allá de los límites, lo que provocó que la marca le cediese una máquina igual que la de Roberts para competir de tú a tú con el yankee. Pero una vez más, la mala suerte le esperaba emboscada tras una curva. En los ensayos del día previo a la carrera de Daytona, se topó con un piloto caído a la salida de una curva y sufrió una caída escalofriante que casi le costó la amputación de ambas piernas. Pese a que volvió a subirse a una moto para competir, Barry ya no volvió a ser el mismo y en 1984 se bajó de la moto.

Sheene cambió la concepción de los pilotos, convirtió el motociclismo en un espectáculo fuera y dentro de la pista y, con su carisma, convirtió el motociclismo en un deporte de masas. Su eterna sonrisa gastando bromas mientras fumaba rodeado de mujeres es, aún hoy en día, una de las imágenes icónicas del motociclismo.

 

Fuente foto Destacada: Licencia CC Attribution-Share Alike 3.0; Autor: Si Griffiths
Fuente foto Carrera de Barry Sheene: Licencia CC Attribution-Share Alike 3.0; Autor: Bogaerts, Rob / Anefo

 

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Fermín De la Calle

Desde hace 20 años, trabajando en diario AS como jefe de sección de fútbol y polideportivo, en Canal + como comentarista de Rugby, y actualmente en Eurosport TV. Colaboro con el suplemento Papel de El Mundo, Esquire y con GQ. Socio fundador de las webs deportivas “A la Contra” y “Desde la línea de 22”.

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