La evolución tecnológica no se detiene y poco a poco todos los motoristas llegaremos a disfrutar de soluciones que hoy se nos antojan casi inimaginables.

Las motos siguen sin volar, es verdad. Quizá es lo que imaginábamos que haríamos con ellas en el siglo XXI, pero no es menos cierto que su evolución tecnológica resulta imparable y ya hoy disfrutamos de soluciones que no hace demasiado nos sonaban a ciencia ficción. Y lo que nos queda por ver. Los ingenieros son infatigables y las grandes marcas implicadas en el sector trabajan en materiales, dispositivos y mecanismos que harán que la utilización de la moto sea más cómoda, segura, eficiente, efectiva… y ojalá que divertida. Entramos en el terreno de la moto ficción.

LA MOTO QUE NO SE CAE

Bueno, quizá no sea para tanto… pero al menos se caerá menos. Es lo que aseguran los ingenieros de Bosch, el gigante de la electrónica que tan involucrado está en el sector de la automoción. Se refieren de este modo a su versión motociclista del control de estabilidad de los coches, el conocido ESP, que en el caso de las dos ruedas tendrá funcionalidades distintas pero también muy valiosas. El sistema es capaz de medir parámetros como el ángulo de la inclinación, la aceleración o deceleración, la velocidad y las alteraciones en las suspensiones para actuar sobre el ABS y el control de tracción buscando la máxima estabilidad. Sus creadores hablan de “un menor riesgo dentro de las leyes de la física” para explicar cómo su tecnología ofrecerá mayor estabilidad en cualquier circunstancia y especialmente en las frenadas y trazada de las curvas.

NEUMÁTICOS CON AUTOINFLADO

También en este caso los coches toman la delantera, aunque su aplicación a las motos es sólo una cuestión de tiempo y adaptación del dispositivo a sus particularidades. Goodyear dispone de un sistema de autoinflado de los neumáticos que garantiza que su presión sea la adecuada en todo momento; ya es habitual la monitorización de este parámetro (presente también en algunas marcas de motocicletas) pero la aportación de la empresa estadounidense se basa en un mecanismo miniaturizado capaz de recoger aire del exterior para trasladarlo al interior de la cubierta y mantener así la siempre importante presión correcta. Cuando esta microbomba sea aún más pequeña se podrá implantar en las dimensiones propias de una llanta de moto.

GEOMETRÍA VARIABLE

GEOMETRÍA VARIABLE

Es una ley básica de la dinámica de la moto: una mayor distancia entre ejes se traduce en estabilidad, mientras que al acortarse se renuncia a este aplomo en favor de mejor comportamiento en curvas y agilidad. Lo ideal, claro está, sería combinar ambas cualidades, una característica que puede sonar a utopía… aunque en realidad no debería ser así en el futuro. Dos son las vías de investigación en este sentido. La primera y más factible a priori apunta a chasis capaces de modificar su geometría de forma puramente mecánica, es decir, mediante zonas pivotantes de deformación que puedan varias las cotas en fases de aceleración (alargándolas para rodar a más velocidad) o frenada (acortándolas en reducciones); la segunda opción se antoja más compleja al basarse en materiales ultra avanzados que tendrían esta misma capacidad de deformación para conseguir resultados similares a los anteriores, sólo que sin necesidad de modificaciones mecánicas.

EL MILAGRO DEL GRAFENO

Obviamente no debemos hablar de futuro al referirnos a los motores eléctricos cuando ya se encuentran presentes en todo tipo de vehículos, incluyendo motos de competición, de enduro o ciudadanas como scooters.

Sin embargo lo que hoy conocemos es tan sólo la punta del iceberg de lo que nos depara la investigación en este campo, con una progresión que algunos especialistas consideran que resultará determinante para la implantación definitiva de la electricidad como fuente de energía para la automoción. Y el milagro tiene nombre propio: grafeno. Un derivado del carbono de propiedades muy particulares entre las que destaca ser un metal conductor de la electricidad como ninguno otro conocido. Su utilización permitirá crear superbaterías, de tamaño mucho más reducido que las actuales y con una capacidad de carga muy superior, es decir, ideales para cualquier vehículo y sobre todo para una moto por sus condicionantes de espacio y peso. Propulsores eléctricos de gran potencia y autonomía de más de 500 kilómetros es el pronóstico que ya se realiza sobre esta auténtica revolución.

LA INSTRUMENTACIÓN, EN EL CASCO

Las pantallas de proyección en la luna delantera (o su variante en una pequeña pieza plástica transparente frente al conductor) son ya más que habituales en el sector del automóvil. BMW fue una marca precursora en esta tecnología y quiere hacer lo propio con las motos, con la variante de ofrecer esta información en el interior de sus cascos. Un pequeño display frontal sirve para proyectar datos de forma directa en el campo de visión del motorista, evitando así las distracciones que puede provocar apartar la mirada de la carretera para comprobar la velocidad, los kilómetros recorridos o las instrucciones de un navegador. Por supuesto, será el propio usuario quien decida qué datos le suministra el dispositivo, además de prescindir de ellos cuando considere oportuno.

¿SÓLO DOS RUEDAS?

Seguramente muchos coincidirán al mantenerse firmes en el criterio de que una moto es, necesariamente, un vehículo de dos ruedas. Sin embargo, ya conocemos propuestas del sector que apuntan en otra dirección y la tendencia podría afianzarse en aras de la seguridad. Vehículos con configuración de moto, con comportamiento dinámico equiparable, posición de conducción idéntica pero con tres e incluso cuatro ruedas. No serán coches, eso es evidente; si los consideramos motos o no sería ya otro debate. Lo incuestionable es que muchos proyectos de futuro apuestan por soluciones de este estilo.

COMUNICACIÓN V2V

COMUNICACIÓN V2V

Muchos son los actores principales de la industria de la automoción que exploran el potencial de la comunicación V2V, o lo que es lo mismo, la interacción entre vehículos. Un protocolo de intercambio de información en tiempo real en el que, por supuesto, también deberían participar las motos y que ofrecerá capacidades como avisarnos de forma anticipada de la llegada de un automóvil en un cruce o la entrada en una zona de obras. La tecnología se basa en el posicionamiento GPS (de mayor precisión que la actual) y la relación de la ubicación del vehículo con el resto de su entorno. La información obtenida se ofrecería al usuario en la instrumentación de la moto o en un casco con pantalla integrada como el que hemos mencionado con anterioridad, incluyendo señales visuales o sonoras de advertencia en caso de necesidad.
La interacción entre vehículos se basa en protocolo de intercambio de información en tiempo real, gracias a una tecnología basada en el posicionamiento GPS y la relación de la ubicación del vehículo con el resto de su entorno.

ADIÓS A LOS RETROVISORES

Los retrovisores de espejo tienen sus días contados. Parece razonable su sustitución a medio plazo por dispositivo mucho más funcionales y efectivos como son pequeñas cámaras ubicadas en esa misma posición lateral del manillar o carenado… o incluso en la parte posterior del casco. Mediante una conexión inalámbrica, las imágenes se transmitirían de nuevo a un display en la instrumentación o el casco, disfrutando además de un ángulo de visión muy superior gracias a la distancia focal de estas ópticas.

Fuente foto rueda: Licencia CC Attribution-Share Alike 4.0 International; Autor: Basotxerri

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Raul Romojaro

Treinta años vinculado al periodismo del motor, escribiendo desde su pasión por coches y motos. Y diez de ellos, en los grandes premios contándolo desde AS.

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