Dennis Hopper y Peter Fonda querían rodar una película sobre motos. Para ello, pidieron un par Harleys a la fábrica de Milwakee, pero ésta no quiso saber nada de una Road Movie en la que se haría apología de las drogas y las bandas de forajidos moteros.
Dennis Hopper y Peter Fonda querían rodar una película sobre motos. Bueno, básicamente querían colocarse y pasárselo en grande. La idea era muy simple: comprarse dos motos y mucha marihuana, ponerse a tono, cruzar el país de costa a costa y acabar montándola gorda en el Mardi Gras de Nueva Orleans. Traficarían con coca mexicana para pagarse los gastos y lo filmarían todo sin apenas guión. Un poco en plan Goddard en About de souffle. Para ello, pidieron un par Harleys a la fábrica de Milwakee pero ésta no quiso saber nada de una road movie en la que se quería hacer apología de las drogas y de las bandas de forajidos moteros.
Peter Fonda fue detenido por posesión de marihuana y durante el juicio había conocido a Clifford Vaughs, quien cubría el evento para la KRLA, la radio de Los Angeles. Los dos eran apasionados de las dos ruedas y enseguida conectaron. En 1968, cuando preparaba la película junto a Dennis Hopper, le encargó construir las motos. “Peter tenía un amigo en Watts que construía unas choppers Harley alucinantes” comenta Hopper en el documental Shaking the cage. Así que fuimos a una subasta y compramos cinco Harleys de la policía de Los Angeles y las llevamos a su taller. Nos importaba una mierda que el tipo fuera un Black Panther o un hippie negro colgado de LSD porque lo único que nos interesaba era las motos”.
Dudo que a Dennis Hopper, quien se movió siempre en la fina línea que separa la contracultura y el mainstream, le importara una mierda quién era Cliff Vaughs. “Sonney” Vaughs era miembro activo y fotógrafo del “Movimiento No Violento por los Derechos Civiles” (Student Nonviolent Coordinating Committee), era redactor del noticiario de la KRLA (la radio de L.A.) y se ganaba la vida construyendo choppers para la comunidad afroamericana de West Hollywood y Oakland.
El plan de Hopper era amanecer un día y verse en portada en toda la prensa con algo tipo: “Dos hippies drogados pretenden rodar una película en la que trafican con cocaína por todo el país conduciendo unas choppers construidas por un Black Panther” y para conseguirlo necesitaba a Vaughs.
Para Vaughs, construir choppers y pasearse en ellas por todo el país era un acto revolucionario. Su primera moto fue una Knukclehead verde llamada “chopped Hog”. Con ella viajó por los estados del profundo Sur. En Alabama fue perseguido por policías que seguramente eran miembros del Ku Klux Klan y fue tiroteado por granjeros que, y cito a Vaughs, “parecían sacados del siglo pasado. Esos tíos no se habían enterado de que el Sur había perdido la guerra y que la esclavitud había sido ya abolida” y añade “quizás he sido muy naif pensando que yo pudiera haber sido un ejemplo para los hermanos que vivían en el Sur, pero eso es por lo que llevé mi chopper a Alabama. Nunca supe si esos paletos blancos me iban a colgar de un árbol en una cuneta. Pero quería dar un mensaje alto y claro: soy un negro libre en mi moto.” Llevó su activismo hasta el extremo y fue disparado varias veces mientras conducía. Su actitud era tan provocativa que, hasta John Lewis, entonces presidente de la SNCC, rechazó marchar a su lado en Selma por considerarlo demasiado peligroso. “Estás completamente loco, has hecho de ti una diana andante”, dijo Lewis. “No marcharé a tu lado”.
Vaughs aceptó colaborar con Hopper y Fonda en Easy Rider como productor ejecutivo y contactó con su viejo amigo y mentor, Ben Hardy, para construir las motos. Ben Hardy era conocido en Watts (L.A.) como el Rey de las Motos. De su taller de la calle Florence salían los cacharros más espectaculares que jamás habían circulado por South Central y por buena parte de California.
La mayoría de miembros de los East Bay Dragons MC (un moto club constituido sólo por negros) montaban Harleys preparadas por él. Su sello personal eran las horquillas delanteras extra largas y los escapes proyectados hacia el cielo. Construir las choppers más llamativas de todo Los Ángeles era, tanto para Hardy como para Vaughs, un acto de resistencia civil y de protesta.
Pensaron que la película les ayudaría en su causa y en tan sólo tres semanas (“las tres semanas de mi vida”, Vaughs dixit) tenían cinco motos construidas para la película. Dos “Billy” y tres “Captain America”. “Billy”, la moto de Hopper, era un diseño siguiendo la montura clásica de los East Bay Dragons, mientras que “Captain America”, la moto que conduciría Fonda, tenía el sello inconfundible de Hardy y Vaugh: horquilla larga y tubos altos.
Easy Rider arrasó en taquillas desde el primer momento y sus protagonistas, motos incluidas, se convirtieron en símbolos de la contracultura y del antisistema a la vez que estrellas de Hollywood. Cuando Columbia se hizo cargo de la distribución también se ocupó de que Hardy y Vaugh ni siquiera aparecieran en los créditos.
Peter Fonda y Dennis Hopper se proclamaron, entonces, los diseñadores de las choppers.
“Alguien me tendría que explicar por qué no soy el negro más rico de América. Y por qué no he salido en ninguna puta revista de motos durante los últimos 25 años”.
Reclamaba Hardy durante una entrevista para Discovery Channel en 1984. Y añadía indignado:
“Es muy sencillo, hermano. Los negros no somos bienvenidos en la comunidad de moteros. Ellos aún piensan que las Harleys son sólo para blancos”.
Después de estrenar la película, Vaughn se retiró a Ensenada, México, sin dejar apenas rastro y Hardy siguió construyendo choppers en su taller de Los Ángeles.
Peter Fonda tardó más de 30 años en admitir que no fue él quien diseñó lo que es, aún hoy, la moto más famosa y más copiada de todos los tiempos.
Fuente foto destacada: Licencia CC Attribution-Share Alike; Autor: Joachim Köhler
Fuente foto Captain America Chopper: Licencia CC Attribution-Share Alike; Autor: Dennis Bratland
Fuente foto Harley Davidson Museum Easy Rider : Licencia CC Attribution-Share Alike; Autor: Danemroberts
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