Además, según dicen los entendidos solo estamos libres de compararnos cuando somos bebes, una vez que nos reconocemos en un espejo, comienzan las comparativas con otros miembros de nuestra especie. Parece que no somos capaces de dejar de mirar por el rabillo del ojo al vecino, cómo es su casa, cuánto dinero gana, qué coche tiene o qué ropa viste.
Si ya de serie tenemos esta habilidad innata para comparar, cuando hablamos de motos las comparativas crecen de manera exponencial. Caballos, peso, potencia, estética, aerodinámica y un largo e inacabable número de referencias entre las que poder comparar motos o motoristas. Pero no creáis que esto para aquí, nuestra imaginación para comparar cosas es una fuente inagotable dentro del mundo motero. Enfrentar el último modelo de deportiva a su rival es algo ya hasta «cansino» y contra un coche súper-deportivo ya está muy visto, pero pon esa deportiva a luchar en una carrera contra el AVE y tendrás una comparativa mítica que muchos aún recordamos con nostalgia de otros tiempos mejores.
Esta afición mía a las motos que algunos ya la califican como enfermedad, me ha llevado desde este privilegiado puesto a poder comparar todo lo relacionado con ellas. Cascos, guantes, cazadoras, botas, aceites, ruedas, escapes, motores, luces, manos libres, anti-pinchazos y un interminable etcétera de productos. Pero cuando llega la hora de la verdad y la comparativa se pone seria hay algo más que puros datos técnicos, especificaciones y características. A la hora de entrar en juego las sensaciones y los sentimientos es cuando comparar merece la pena. Esto me lleva a un eterno dilema comparativo que me persigue a lo largo de los años.
¿Cuál era mejor, el Dakar Africano o el Dakar Sudamericano?
Aún recuerdo la sensación que me produjo la noticia, allá por el año 2009, de que el Dakar se correría en Sudamérica. Muchos éramos escépticos con el traslado del rally más famoso del mundo desde la vieja Europa y África hasta América del Sur. Además daba la sensación de que este rally ya no sería lo mismo celebrándose tan lejos de Europa. Pero el tiempo pasa y pone a cada uno en su lugar.
En aquel momento no le quedó más remedio a la Amaury Sport Organisation (ASO) empresa organizadora del Dakar, después de las amenazas de seguridad que en la edición del Lisboa-Dakar del año 2008 y el asesinato de cuatro turistas franceses en la víspera de Navidad, que tomar la decisión de suspender el rally para posteriormente anunciar que su lugar de celebración se iba a trasladar de África a Sudamérica. Actualmente, la competición se encuentra plenamente asentada en el nuevo continente ganando en muchos aspectos como en cuanto a la seguridad de los pilotos o la asistencia de público para ver en directo el paso de la caravana.
El desierto de Atacama o las dunas del Erg Chebbi, la cordillera de los Andes o el lago rosa de Dakar. Paisajes impresionantes en terrenos muchas veces hostiles para un viaje en moto. Elegir cuál es el mejor es una tarea muy complicada. Los más puristas siguen diciendo que se ha perdido el espíritu de aventura del Dakar Africano y que ahora es más fácil en Sudamérica, que ahora prima la competición por encima del espíritu de aventura. Mi opinión personal es que tan duro o más es este Dakar tras-oceánico que el que discurría por África. Además la aventura la tienes garantizada desde el momento en que te pones a recorrer zonas en las que no hay nadie en muchos kilómetros a la redonda.
Es ahora Marruecos y en concreto la región de Merzouga un lugar donde los pilotos europeos se desplazan para practicar las condiciones de dunas que luego se encontrarán en Sudamérica. Por supuesto que no va a ser exactamente el mismo terreno pero sin lugar a dudas es el sitio más cercano donde poder tener unas condiciones similares. Dunas por las que antes discurrían etapas del antiguo Dakar Africano ahora sirven de entrenamiento. Así es como el paso del tiempo ha dado la vuelta a la manera de entender uno y otro Dakar.
¿Y tú a quién quieres más? ¿A Papá Africano o a Mamá Sudamérica?
Fuente foto Mapa del Dakar 2009: Licencia CC Attribution-Share Alike 3.0; Autor: Bs1126
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