Esto nos genera una cierta incertidumbre cuando pensamos en todas aquellas cosas adversas que pueden ocasionar alguna forma de descontrol de nuestro vehículo, pudiendo llevarnos a tener algún percance y provocarnos así algún tipo de lesión. Para todo esto intentamos poner medios equipándonos de la mejor manera posible, intentando evitar las sorpresas con las que podemos encontrarnos. De esta forma, evitaremos conducir sin ningún miedo, de forma segura. Pero hay veces que por muchos medios que pongamos, no es válido, sobre todo cuando nos encontramos con imprevistos que no son comunes y con los que un descuido puede llegar a ser mortal.
Cada una de las modalidades y estilos de moto exige una manera de protegerse para prevenir lesiones físicas, como por ejemplo las motos deportivas con sus monos de cuero llenas de protecciones, los ruteros con sus trajes de cordura, los de custom con sus trajes de cuero llenos de protecciones… Pero hay en un estilo en el que me gustaría hacer una parada, “los camperos”. Cuando se practica alguna de las modalidades de campo en cualquiera de sus vertientes, los “rider” son los que más se protegen de todos los motociclistas y una descripción de las protecciones que utilizan sería algo así como: casco integral con visera para hacer de parasol abierto; unas gafas externas para que no se empañen; mentón desplazado; una coraza como si de un guerrero se tratara formada por una protección de pecho; espalda, hombreras, codos y antebrazos; en la zona inferior, protección con acolchados en los muslos y nalgas; más abajo, rodillas recubiertas por un armazón para proteger de golpes y torceduras; terminando por unas botas de caña alta semirrígidas, imposible casi de andar con ellas. De esta manera tan variopinta los pilotos de campo protegen su integridad física, dificultando así cualquier tipo de lesión a la hora de una caída, golpes con ramas y un sinfín de circunstancias que se nos pueden presentar por haber tenido algún imprevisto en el terreno, por problema de conducción, etc.
Una de las cosas para la que no estamos preparados son las trampas mortales que últimamente se están dando en la disciplina del enduro convirtiendo esta afición en una prueba sádica, macabra y de mal gusto, provocando entre los aficionados un gran miedo y pánico.
Pero una de las cosas para la que no estamos preparados es las trampas letales o mortales que últimamente se están dando en la disciplina del enduro, convirtiendo esta afición en una prueba sádica, macabra y de mal gusto, que provoca entre los aficionados un gran miedo y pánico. Os choca ¿verdad? Pues como en el campo no hay leyes escritas de uso y disfrute, hay tantas leyes como variantes de personas que lo regentan para su explotación, uso y disfrute: ganaderos, agricultores, micólogos, senderistas, cazadores, etc. Todos ellos tienen cabida en el campo siempre y cuando se respeten las normas no escritas de respeto mutuo. Y lo que no se puede permitir es que haya ciertas “personas” que en su tiempo libre se dediquen en profundidad a colocar trampas en zonas concretas por donde pasan los motoristas de tal forma que son “cazados” como animales, provocando accidentes gravísimos. Esto genera un gran mal estar y mucha incertidumbre entre los aficionados del enduro. Entre estas técnicas hay muchas que se repiten en distintos puntos de España imitando la ejecución de las trampas que son calcadas de unas regiones a otras. En este artículo voy a hablaros de varios ejemplos para que podáis juzgar el grado de maldad al que nos enfrentamos.
PALOS ESPINOSOS
En esta técnica se coge una rama de una ciertas medidas y se atraviesan en ella, de lado a lado, clavos. Se deposita en medio de un camino con el fin de que al pisarla, ésta pueda moverse provocando así el desinflado instantáneo del neumático, en el mejor de los casos, porque cuando esta trampa se adhiere al neumático sin soltarse puede ocasionar enredarse en el kit de arrastre o entre los ejes provocando una parada
inmediata y los problemas derivados que, como podéis imaginaros, pueda ocasionar esto.
ÁNGULOS DE HIERRO
Se colocan en un mismo paso varias escuadras de hierro, clavándolas al suelo unos 20 centímetros y dejando 3cms fuera. Esto se camufla con la vegetación de la zona, disimulando así su visibilidad. Cuando el neumático pasa por encima de esto, el golpe revienta el neumático y produce el descontrol de la moto.
CABLE ATRAVESADO
Esta última “técnica” a la que voy a hacer referencia es de largo la más sencilla y cruel en cuanto a lo que trampas se refiere. Se trata de colocar un cable acerado de poco grosor (para que sea difícil visualizarlo) que, dependiendo de la altura a la que esté colocado, puede ocasionar unos u otros daños. Si el cable se coloca bajo podrá ocasionarnos la pérdida del control del vehículo pudiéndose enredar en alguna de las ruedas. Si el cable se coloca en una zona media, se metería por la parte de la horquilla haciendo parar la moto en seco e incluso pudiendo producir lesiones al tensar el cable en alguna de las extremidades. Por último, la posición más crítica de todas sería la más alta, provocando un sinfín de lesiones físicas en los motoristas e incluso su muerte.
Entre muchos de los casos que podemos encontrar de accidentes provocados por trampas, destacamos el de Diego González, que quedo parapléjico al golpearse contra una gran roca colocada en mitad de una vía, de forma que no se pudiese ser esquivada después de un pequeño salto. Ocurrió en el monte de Alba de Vigo y se juzgó a cuatro comuneros encargados de los trabajos de mantenimiento y conservación de Montes Valladares. Fueron juzgados por un delito de lesiones por imprudencia grave.
Sin embargo, el más salvaje que hemos tenido hasta el día de hoy ha sido el de Jesús Ángel Santos, jefe del Servicio de Estudios y Obras del Ayuntamiento de Salamanca, que falleció el 25 de Julio del 2015 a consecuencia de un cable atravesado, colocado a la altura de la cadera en una senda por la que pasaba. Intentó esquivarlo frenando bruscamente, lo que provoco la caída y un tremendo impacto en el cuello que le ocasionó la muerte instantánea. La Guardia Civil que acudió al lugar de los hechos presentó un atestado implicando a dos personas que supuestamente colocaron un cable eléctrico con el fin de auyentar a los animales. Algunos vecinos de la zona llegaron a confirmar que no era la primera vez que ese cable había estado puesto.
Esta clase de actos y acciones están provocando muchos accidentes al año, y por ello, tanto las autoridades como la R.F.M.E., están haciendo todo lo posible por acabar con estas obras macabras y poder ponerles fin. Aunque es muy difícil terminar con esta lacra social, no hay que dejar de perseguirles para que la afición al enduro no vuelva a tener ningún tipo de miedo en su práctica. Por ello si cuando salgáis al campo encontráis algo de esto no dudéis en poneros en contacto con la guardia civil para poder denunciar el acto, porque si os limitáis a solo quitar la trampa dentro de un tiempo se volverá a colocar en la misma zona pudiendo ocasionar un incidente tan grave como el de Jesús Ángel de esta forma podremos ayudar a que nadie sufra sus consecuencias.
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