Sin duda uno de los fenómenos más complejos, propio de ser humano, es el amor.

Este sentimiento universal al que no le importa condición, raza, sexo o pensamiento se manifiesta de diferentes maneras. La clásica es amar a una persona, a un semejante, pero de igual forma que existen personas que afirman amar a un animal tanto como a un hijo, o seguidores de una religión que manifiestan amar a su Dios, lo verdaderamente extraordinario del amor es que este sentimiento puede estar muy cercano a una pasión, a una forma de vida.

Formas de amar hay muchas, y por supuesto que todos nosotros apasionados de las dos ruedas en alguna ocasión hemos sentido algo muy próximo al amor dentro de nuestra afición a este mundo.

Así, historias de superación, de pasión por las motos, de metas y objetivos inalcanzables se hacen realidad gracias a esa gran fuerza.

Alan KempsterYa hace bastantes años vi por primera vez un vídeo que alguien subió a la red sobre el Australiano Alan Kempster. Nada más darle al play imaginé que era un vídeo más de los que hay a cientos en la red, alguien entrenando con su moto en un circuito. Pero enseguida captó mi atención algo que no me terminaba de cuadrar. Madre mía no daba crédito a lo que estaba viendo. Incluso llegué a pensar en algún tipo de trucaje en la edición del vídeo, pero no. Todo era real.

Aquel piloto Alan Kempster del sur de Australia, había sufrido un accidente hace décadas en el que un conductor ebrio al volante de un camión le dejo sin extremidades en el lado derecho de su cuerpo. Parece que estas cosas no pasan pero ocurren, y solo hay un sentimiento que lleve a estas personas a aferrarse a la vida dando una lección de esperanza y pundonor. Este sentimiento no puede ser otro que amor, pasión, lograr conseguir un sueño, o como dice el propio Alan debemos seguir estos instintos porque nadie lo hará por ti.

Cuando Alan Kempster sacó de su bolsa el mono de cuero y lo sostuvo en alto para que se viera que sólo tenía una manga y una pernera, el público no se lo podía creer.

Pero independientemente de ver a alguien pilotando una moto con solo el brazo y el pie izquierdo de manera tan rápida como lo hace Alan Kempster. Hay que centrarse en lo realmente impactante e importante, que es sin duda observar como logra con su filosofía de vida, su ánimo, su capacidad de superación y auténtica pasión por el motociclismo contagiar de optimismo y ganas de seguir adelante a todo aquél que tiene ocasión de asomarse a su historia.

Alan Kempster te entrego medio corazonYa el dorsal que aparece en su moto 1/2 enseguida te da una pista de cómo afronta de una manera positiva y con humor este tipo de situaciones. Medio piloto es el que conduce esta moto, suficiente para incluso ganar alguna de las carreras donde compite con aficionados. Según nos cuenta el propio Alan en un breve vídeo titulado Left Side Story cuando decidió comenzar a competir buscó información en todos los motoclub y asociaciones sin encontrar demasiada ayuda. Mucha gente no le tomaba en serio.

Pero el día de su primera carrera llegó. En el box todos se centraban en mirar esa moto que tenía numerosos cambios en sus mandos.

Maneta de embrague y freno en el lado izquierdo del manillar y en la estribera del mismo lado dos levas, una para el cambio como en cualquier moto al uso y Kempster saca de su bolsa el mono de cuero y lo sostiene en alto para que se vea que solo tiene un brazo y una pierna todo el mundo allí presente no se lo podía creer.

La mirada puesta en la siguiente curva, rodilla al suelo apretando los dientes y con una habilidad sorprendente trazando curvas de una forma impecable, rápida y efectiva, le llevó en su primera carrera a regresar a casa con el trofeo que le acredita como ganador.

Con ello muestra al mundo que todo es posible, todo lo que tienes que hacer es seguir tu sueño y tu pasión. Y amor, mucho amor, por el motociclismo.

 

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Albi Albarrán

Las motos, mi pasión desde los 16 años: pilotarlas, destriparlas, probarlas, escribir sobre ellas, o simplemente admirarlas. No hay especialidad motociclista que se me resista.

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